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Creo que se va a convertir en una costumbre esto de contaros como empezó todo con mis parejas, es curioso, porque siempre me pasa: miro sus primeras fotografías y me vienen a la mente todos los momentos previos al día del preboda. Esas primeras caricias acompañadas de gestos tímidos, por estar delante de alguien y , a veces, como hoy, cuando ya ha pasado el día de su boda, las vuelvo a mirar con un cariño especial. Cada momento va y viene en mi mente, y se vuelve a repetir en ella, y pienso, lo conseguí, me volví invisible…

Sí, como dice mi hermano, todos tenemos poderes absurdos, y este definitivamente, es el mío, aunque para mí claro está, es especial.

Es imposible de describir con palabras lo que se siente, te llena de tal manera que parece que vas a implosionar, te emociona, te hace sentir como una más de esas mil hojas del bosque, delante de ellos, tan presente y tan ausente a la vez, tanto, que cada caricia, cada beso y cada abrazo es tan intenso que parece que nada más exista para ellos en ese mismo instante, con la pequeña diferencia, que sigo estando ahí, de pie delante suyo, haciéndo cada gesto eterno.

Josep y María, vinieron a visitarme al estudio, no se quien de los tres estaba más nervioso, supongo que siempre me pasa, pero la parte buena, es que mis nervios eran esos que te hacen desear que antes de salir por la puerta te digan, sí eres tú nuestra fotógrafa; y bueno, así fue…

A partir de ahí, empezó todo, con pausa pero sin prisa,  hasta que llegó el final del verano, como de costumbre, quedamos para hablar como y dónde haríamos el preboda, ellos dijeron queremos verde y agua, así que busqué hasta encontrar su sitio, con caídas y resbalones incluidos, pero bueno esa, es otra historia.

Llegó la tarde de fotos, fuimos junto a Jonas Rossi, de Creadores de Recuerdos, encargado de realizar el video preboda, y lo pasamos genial, con alguna caidita en el agua incluída.

El resto, bueno, el resto mejor os lo cuento como mejor se me da, con mis fotografías….